LOS CANTORES DE QUILLA HUASI

LOS CANTORES DE QUILLA HUASI
Hoy, 10 del 12 de 2012 ha fallecido Carlos Lastra en Buenos Aires. En esta misma fecha y en su honor y en el de sus compañeros, en especial mi amigo, Roberto Palmer, comienzo este blog y así, el recuerdo a uno de los grupos fundamentales en la historia de la música de raiz folklórica argentina.

ROBERTO PALMER



Roberto Palmer “El piquense cantor”
 
Jorge Roberto Paglia nace un 24 de septiembre  de 1931 a las 5 de la mañana en la  casa ubicada en la calle 25 esquina  20 del  Barrio de las Ranas, localidad de General Picoprovincia de La Pampa, República Argentina.  Su madre fue “Doña” Suave Mercede Nella, de nacionalidad italiana. Roberto, a quien sus amigos lo apodan “Tabaco”, creció en un ambiente familiar humilde y cristiano, tuvo una  niñez  muy feliz  que compartió con varios amigos, jugando en las  polvorientas calles  del aquel bario  de casas humilde, la mayoría de ellas  construidas de adobes.
Era el menor de cinco hermanos, Adela, Sara, Arturo y  Carlos que vivía en Buenos Aires con un tío. Al tiempo Arturo y Sara también emigraron en busca de un futuro mejor.  Cursó sus estudios primarios hasta cuarto grado  en la escuela Nº 66, ocho años más tarde su madre, él y  Adela se mudan  al centro, allí término sus estudios primarios en la escuela Nº 64 siendo su maestro en  5º y 6º grado un puntano de apellido Muñoz. Según Roberto, fue el mejor que haya tenido y a quien recuerda afectuosamente en su canción “Canto de Añoranza”.                                                                                                                                         
Este nuevo barrio era más importante,  tenía mejor desarrollo económico y mejor nivel.  Allí,  él  hizo nuevos amigos entre ellos el “Lalo Vivalda, Rolo Roggero, Julio Chevelesco, el “Negro” Aguiló, el “Loco” Vattuone, Juancito Venturucci y Puncho Yapur que era el mayor  de todos.
Raúl Rule Yapur y Roberto Palmer, cuando estos dos piquenses eran guardavidas en las playas argentinas de Mar del PlataJuan Cabrino, guitarrero y cantor, le enseñó los primero  tonos en la guitarra, que él luego trasmitió a Juancito Venturucci, su amigo inseparable de guitarreadas y serenatas. Cuando tenía 16 años empezó a cantar en la Orquesta de Domingo Pellizari, quien lo descubre como cantante.  Más tarde  lo hizo en  la Orquesta Continental, y  terminó cantando en la orquesta Ideal, todas de General Pico.

En 1950  con Juancito Venturucci, Juan Cabrino  y el pianista Benuzzi, formaron  un conjunto llamado “Páginas de América”, incursionando en distintos estilos, tango, melódico y también en lo rítmico.  En 1952, durante las vacaciones de verano, viajó por primera vez a Mar del Plata para integrarse  con sus  amigos, Rule Yapur y el Gringo Morales, guardavida en las playas de la pintoresca ciudad, y con ellos participó atrevidamente en algún que otro salvataje. Roberto había aprendido natación en el Club Cultural Argentino; otro de los deportes que abrazó, fue el futbol, llegó a integrar las divisiones inferiores como arquero en los Clubes: Cultural Argentino y Pico Football.

Cuenta Roberto que, en una ocasión, lo acompañó a Mar del Plata Juancito Venturucci, y allí juntos salían a darles  serenatas  a las chicas estudiantes que veraneaban de paseo en grupos.  ¡Qué lindo tiempo aquel!...Así transcurrió su vida entre música, trabajo y deporte.
( http://argentinafolkloreyprovincias.es/General-Pico-La-Pampa.-Roberto-Palmer-historia-de-un-folklorista-argentino./253 )

Roberto Palmer: una vida con la música iniciada en Pico hace más de 50 años 

En la actualidad.

El del Trío Azul, con Osvaldo Avena. El que fue amigo de Malena, aquella del tango de Manzi, a quien le alquiló un departamento de la calle Maipú en el que vivió con su familia. El autor, junto a Pocha Barros, de “María Pueblo”, uno de los mayores éxitos de Ginamaría Hidalgo. Volvió, como lo hace cada tanto, a su ciudad, de la que se fue en 1955 convencido de la que música era lo suyo, y de que aquí ya no le quedaba nada más por hacer. Conversar con Roberto sobre su carrera artística y los centenares de anécdotas que recuerda, podría llevar no menos de cinco horas y ocupar seis o siete páginas. Lo que sigue es, apenas, una síntesis de una extensa y grata charla en el patio de Juan Venturucci, su “ladero” en la música en su juventud y su amigo eterno.


-¿Andás visitando amigos y parientes?. -De vez en cuando vengo, pero te confieso que también tengo que pasar por SADAIC. Hay que cuidar los intereses; son varios los temas míos que están grabados.

-¿Sigue funcionando bien el tema de las regalías por derechos de autor?.
-Sí; seguramente algo se escapa porque no se declara, pero en general funciona. Además está lo de AADI, que nuclea a los intérpretes, que también es algo.

-¿Estás haciendo algo de música en España?.
-No; de vez en cuando recibo alguna invitación, pero ya no me dan ganas. Durante varios años hacía de vez en cuando una presentación cuando me interesaba el lugar o las circunstancias, pero ahora no. Yo vivo cerca de Madrid, en Pozuelo de Alarcón, y no me dan ganas de ir a la ciudad a las peñas que se hacen. Además, tengo problemas en los hombros, como rotura de ligamentos, y me molesta para tocar la guitarra. Parece ser que se debe a tantos años de tocar como se tocaba antes, con ese colgante que enganchábamos en la boca. Encima, yo siempre toqué demasiado tenso, me costaba mucho relajarme en el escenario, y me ha hecho peor. Si a los treinta y seis años que estuve en los Quilla le sumás lo que toqué antes, son muchos años de andar con la guitarra colgando del cuello.

-¿Sos consciente de que era un conjunto muy particular, con un cantante de lujo como Lastra, un guitarrista como Núñez y Oscar Valles, que era un infierno metiendo arpegios con la guitarra o el requinto?.
-Sí, claro. Eran distintos a lo que se conocía; no usaban bombo; Lastra se cantaba todo y Núñez era muy buen guitarrista. Y Cacho, que habia estudiado mucho desde chico, era muy dúctil; tenía muy metido el estilo cuyano de tocar la guitarra, a pesar de que era porteño. Lo hacía todo bien; y encima era muy buen autor. Cuando grabaron Angélica se instalaron del todo, fue un gran éxito, y junto con los Chalchaleros y los Fronterizos eran los tres conjuntos más fuertes de esa época.

-¿Cuánto tardaste en aceptar la invitación a sumarte al conjunto?.
-Me lo ofreció Valles en Mar del Plata, donde yo estaba reemplazando a uno de Los Playeros, el conjunto de Rosamel Araya. Nos conocíamos de antes, de cuando yo cantaba boleros, de la época del Trío Azul. Me dijo que Carlos Vega Pereda se iba para seguir como solista, y que él ya les había comentado a los otros muchachos que me iba a ofrecer entrar. Fue medio difícil en el primer momento; yo estaba trabajando bien, cada vez más; había grabado un disco con cuatro boleros con una orquesta de cuarenta músicos dirigida por Carlos García, en el sello Disc Jockey, que manejaba Rodríguez Luque (fue el que me puso Palmer como nombre artístico, porque los apellidos italianos no parecían sonar bien en esa época). En cierto modo ya era conocido en el ambiente, y de hecho vivía de la música. Pero claro, los Quilla tenían un éxito impresionante. Así que al otro día le dije que sí, y debuté en el auditorio de Radio El Mundo. Fue el 1 de marzo de 1962.

-¿Desde el vamos comenzaste a hacer la primera voz?.
-Alternábamos con Lastra, pero mi voz era un poco más aguda y en la mayoría de los casos hacía la primera. Se trabajaba mucho, con mucha seriedad y prolijidad. Después, cuando entró Ramón Navarro, también fue un aporte importante. Buen cantante, muy buen compositor y como persona un fuera de serie.

-¿Cómo fue la decisión de dejar el conjunto?.
-Se dieron varias cosas. Con mi mujer habíamos empezado a pensar en radicarnos en España. Un hermano de ella, que es de allá, empezó a insistir en que nos fuéramos, que liquidáramos lo que teníamos acá y nos sumáramos a la actividad de ellos, que se dedican a la industria olivarera. Para esa época, acá había empezado a decaer el trabajo. En el año 98 nos contrataron en España, entonces le dije a Belén, mi mujer: “hago esta gira y me despido allá”. Vendimos el departamento de Buenos Aires y otras cositas que tenía, y nos fuimos. Actuamos en Madrid, en el Centro Cultural de la Villa, y después teníamos que presentarnos en un festival en Jaen, donde también se presentaba Alberto Cortez. Así que compartimos el escenario esa noche, que fue la última mía con los Quilla. Recuerdo que Alberto hizo un comentario sobre mi retiro en el escenario y me dedicó su bella canción "Cuando un amigo se va". Eso fue en junio de 1998, después de treinta y seis años. Después me contrataron para una gira desde la Secretaría de Cultura de Jaen, busqué un guitarrista, encontrando a uno de los grandes: René Farias y los dos salimos por la zona. Y también tuve que cantar en Los Patios del Conde Duque del centro de Madrid, en un festival de tango en el que tocaban el Sexteto Mayor y Beba Pugliese. Quisieron que cantara temas folklóricos del repertorio de Gardel, y me puse a ello, acompañado de tres guitarristas: el propio Martín Ochoa y también su sobrino, Daniel Barrera y "Rabito" Vélez, muy buenos y consagrados músicos que otrora formaran parte de Los Cinco del Norte y de Los Nocheros de Anta. Más adelante formaron el duo Los Brillantes, que grabó varios discos en Japón.




En Japón con los "Quillas".

-¿Cuántos países visitaste con los Quilla?.
-Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Canadá, Portugal, España, Francia, Alemania, Italia, Japón, Hong Kong, India, Israel, Australia. Me parece que no me olvido de ninguno.

-¿Me recordás cómo se dio lo de tu vinculación con Malena?.
-Yo trabajaba en un nigth club llamado Montmartre, antes de entrar al Trìo Azul. Ahí tocaban Ciriaco Ortiz, un grupo de música cubana y varios números más. Una noche llegó un pianista que se llamaba Armando Aranjuelo, con una mujer rubia, mayor pero muy interesante. La presentó diciendo “Malena”. Yo, en broma, le dije “¿canta el tango?”; “sí”, me respondió, y entonces supe que era la que habíaa inspirado el tango de Manzi. Se llamaba María Elena Tortolero, y se había iniciado como cantante de tangos en Buenos Aires. Pero el padre, que era español, fue nombrado cónsul en Porto Alegre, y la familia se radicó allí. Ella siguió cantando, aunque agregó otros géneros musicales. Una vez, Homero Manzi viajaba a Nueva York en barco y, en una escala en Porto Alegre, entró a un lugar donde ella estaba cantando. Así nació, según la historia, el famoso tango. Manzi le mandó la letra desde Estados Unidos a Lucio Demare, que le puso la música. Estaba casada con un cantante mexicano, Genaro Salinas, al que conoció en Cuba, adonde ella había ido a cantar desde Brasil, y se radicaron en México. Desde allí vinieron a Buenos Aires porque a él lo habian contratado; así llegó Malena de nuevo al país. Cuando yo la conocí, el marido estaba en Venezuela, y no se sabe bien por qué pero apareció muerto debajo de un puente. Con Malena nos habíamos hecho muy amigos, incluyendo la que era mi esposa, Elsa Ramos, con quien tuve una hija, Mónica, que vive, como yo, en España, concretamente en Palma de Mallorca.. Ella nos consiguió varios trabajos, incluyendo un buen contrato en el cine Metro, donde recuerdo que el animador era Armando Rolón. Era un lugar cotizado en esa época. Después de la muerte del marido, Malena nos ofreció el departamento que tenía en la calle Maipú al 500, un piso hermoso en la planta baja, así que nos fuimos a vivir allí. Ella murió en 1960 en Uruguay, adonde había ido a visitar a unos amigos, y mi mujer fue a buscar el cuerpo junto con su hijo mayor. Así fue, a grandes rasgos esa historia.

-Si hicieras una rápida mirada hacia atrás en el tiempo, ¿dirías que estás conforme con lo que te dio la vida?.
-¡Qué te parece!; por supuesto. Viví de lo que quise, de lo que más me gusta; conservo afectos de muchos años. No se puede pedir más. Me siento un poco privilegiado, sinceramente.

Fuente: Oscar Boetti 


Con Felipe Pinto, autor de este blog.



VIDEOS

Zamba del grillo

El arriero

Cueca del jamón




























SU ACTUACION EN LOS PATIOS DEL CONDE DUQUE












En busca de… Roberto Palmer, músico


por Raúl Vigini




Canta una voz popular…

Aunque fue un cantor solista por naturaleza, no se privó de compartir treinta y seis años con el afamado grupo Los Cantores de Quilla Huasi. Hombre pampeano que asimiló la música del mundo y pudo llevar a los escenarios más distantes, más sublimes, más humildes y más encumbrados, el mensaje del canto argentino y del repertorio universal. Radicado en España desde hace tiempo, desde donde sigue entonando como fiel trovador, recuerda momentos de su carrera profesional y cuenta historias que merecen ser conocidas.


LP - Háblanos de tu tierra natal.
 
R.P. - Nací en General Pico, provincia de La Pampa, el 24 de setiembre de 1931, en el Barrio de las ranas, o de atrás de las vías, porque el pueblo -ahora ciudad- estaba dividido en dos por ellas. Era justo el día del santo de mi madre, italiana, que se llamaba Soave Mercede, sin la ese final. Era un barrio proletario, de obreros y en el que también vivían muchos inmigrantes de los principios de siglo, italianos, algunos rusos y polacos y, especialmente españoles, casi todos salmantinos que se afincaron y levantaron sus hogares allí, pusieron sus negocios de almacenes, despensas, panaderías y algunas carnicerías, y hasta fundaron un club de fútbol que llamaron Costa Brava. Allí viví hasta mis ocho años, entre juegos en las calles arenosas y colegio; era el menor de cinco hermanos, tres varones y dos mujeres.

LP - ¿Cuáles fueron las primeras canciones que escuchaste de niño? ¿Quiénes y adónde las cantaban?

R.P. - Mi madre cantaba y silbaba muy bien, también mi hermana Sara, la Negra, y de ellas se empezó a acostumbrar mi oído de niño a melodías y canciones, que fui aprendiendo y todavía guardo en mi memoria... También oyendo en alguna radio vecina, cantores y orquestas de todo tipo.

LP - ¿En qué momento decidiste que lo tuyo era el canto y empezaste tu carrera como solista?
   
R.P. - A los dieciséis años comencé a cantar en una orquestita del pueblo, y también a travesear con la guitarra, copiando con ella lo que hacía mi vecino y amigo Juan Cabrino, también cantor,  hasta que a los veintitrés impulsado por mi madre, me atreví a irme a Buenos Aires a probar fortuna. Allí comencé con un grupo que llamamos “Páginas de América”, en la confitería Sagaró de mi amigo Raúl Yapur, que nos dio esa oportunidad. Luego formé parte del “Trío Latinoamericano” con Pedro Gamarra y Tito Fernández, paraguayos, más tarde en el “Trío Azul”, con Osvaldo Avena y Oscar Rodríguez, y después, en el “Trío Valencia”, con Roberto Valencia, colombiano,  y  Héctor San Luis. En el año ‘60 me llegó la oportunidad de grabar discos como solista, y a partir de allí comencé a recorrer el país y fui contratado para actuar en Santiago de Chile, en radios Corporación y Agricultura y lugares de espectáculos, estuve cuatro meses allí.

LP - ¿Cómo se dio tu llegada a los afamados Cantores de Quilla Huasi?
     
R.P. - Cuando regresé de Chile, en el ‘60, me contrataron para cantar en Mar del Plata, y allí estaban Los Quilla, que actuaban en la confitería París, de La Rambla. Era un conjunto que a mí me gustaba mucho. Conocí a Oscar “Cacho” Valles, y establecimos una linda relación, que comenzó cuando, al ser presentados, le canté a mi manera su zamba “La compañera”, admirado tema que yo tenía en mi repertorio desde mucho tiempo atrás. A partir de allí, continuamos la relación, y, también a componer boleros, muchos algunos de los cuales fueron grabados por distintos artistas consagrados de aquellos años: Rosamel Araya, Raúl Show Moreno, y otros, y también por mí. En 1962, nuevamente en Mar del Plata, estando yo cantando en un sitio nocturno, y Los Quilla en la París, me visitó Valles una noche, y, para gran sorpresa mía, me propuso entrar a formar parte del conjunto porque Vega Pereda se quería separar para hacerse solista. Al principio dudé en aceptar, porque no estaba seguro de poder cumplir un compromiso tan serio, ellos ya se habían consagrado con el éxito de su grabación de la zamba “Angélica”, en la que Vega interpretaba con mucha calidad varios solos, pero Cacho me convenció, y, a partir del 1 de marzo de ese año, comencé a ser parte de los consagrados ya Cantores de Quilla Huasi debutando en la entonces Radio El Mundo en la primera audición del ciclo “Surcos estelares Hanomag”, y a partir de allí, permanecí durante treinta y seis años en el grupo.      

LP - Pero un día decidiste que era el momento de retirarte.
   
R.P. - Sí, decidí retirarme cuando entendí que ya había llegado el momento, fue en el año ‘98, cuando tomamos la decisión con mi mujer Belén de venirnos a España a vivir y hacer otras cosas. En fin, creí que había cumplido con mi vocación, aunque aquí seguí haciendo cosas como solista, no muy frecuentes, pero elegidas. 

LP - También dedicaste tu tiempo a la poesía y a la composición. ¿Qué te inspira a la hora de escribir letra y música? Recordemos la historia de algunas de ellas.

R.P. - He compuesto mucho, en colaboración con gente como Armando Tejada Gómez, Lima Quintana, Pocha Barros, mis compañeros Cacho Valles, Carlos Lastra y Ramón Navarro, con este ganamos en 1972 el Festival de la Canción de Cosquín con “Chaya de los pobres”, elegida por votación popular. Una experiencia inolvidable… Para componer, uno se puede inspirar en cosas que vive o crea. Por ejemplo, yo compuse la huella “Como los cardos rusos” una tarde que estando sentado tomando mate en el patio de mi casa en Buenos Aires, vi aparecer el lucero de la tarde al oeste y pensé que figuradamente me guiaba hacia mi pago natal, La Pampa, y que yo, llevado por esa estrella del poniente, iba llegando a mi pueblo. Aclaro que “los cardos rusos”, llamábamos allí a esos yuyos pinchudos que cuando se secan, el viento arranca y lleva rodando por los caminos de tierra, como en las películas del oeste…

LP - ¿Cuándo elegiste España para radicarte? ¿Cómo te resultó la experiencia de esa distancia?

R.P. - Lo de radicarnos en España fue una idea compartida con Belén, mi mujer que es madrileña. Nos decidimos definitivamente a quedarnos cuando en el ‘98 vinimos con el conjunto a actuar a Madrid y Jaén, aprovechamos para quedarnos para siempre. A mí no me costó nada adaptarme, primero por haberme criado, como te dije, en un pueblo lleno de españoles, haber viajado muchas veces con Los Quilla y a pasear con ella a visitar su familia y amigos cosechados en las muchas veces que vinimos a cantar acá.

LP - ¿Pensás en viajes periódicos a la Argentina desde que estás en Europa?
     
R.P. - Cada tanto me pego una vuelta por Argentina, para atender algunas cosas de Sadaic y AADI -que nuclean a los autores y compositores, y a los intérpretes, respectivamente- y, fundamentalmente para visitar a viejos compañeros como Navarro y Lastra, y muchos amigos que me quedaron allá. Por supuesto que divido mi tiempo para ir a General Pico, donde están mis raíces y muchos amigos de mi primera infancia, muchos de ellos ya octogenarios… ¡como yo...!

LP - ¿Cómo son tus días en el presente que te toca vivir?

R.P. - Muy normales, ayudando a mi mujer en las tareas de la casa, ella lleva la contabilidad de empresas de su hermano, lo hace con la computadora en casa, así que me ocupo de las compras y otras menudencias, escucho música, leo, compongo, pero tuve que dejar de tocar la guitarra por una afección en los hombros que me imposibilita hacerlo. Pero, aparte de eso, tengo buena salud y me muevo bastante bien. Recibo y contesto mucha correspondencia que me llega por el correo a la computadora, mando grabaciones de Los Quilla a mucha gente que me la piden, en fin, que no dejé de ser uno de ellos, al menos en espíritu…

LP - ¿Qué reflexión haces de la vida que te tocó en suerte?
       
R.P. - Pienso que, de alguna manera, tuve bastante suerte en mi carrera de cantor, con altibajos en mi vida personal, como cualquier otro ser humano, pero, en definitiva, creo que la vida me trató bien, el saldo es más positivo que negativo…

LP - ¿Y si hablamos del mañana? ¿Qué expectativas tenés al respecto?

R.P. - Mi mañana, será tratar de que los días que me queden, no sean distintos a los actuales, en los que tengo una razonable salud y felicidad. A esta edad no se puede pretender mucho más que eso… ¿no te parece….?

LP - ¿Qué momentos destacados puedes mencionar de tu vida artística?
  
R.P. - He vivido muchos. El momento de grabar mi primer disco, mi debut con Los Quilla en Radio El Mundo, el viaje a Europa con don Atahualpa y la inolvidable convivencia con él, conocer muchos países del mundo, conocer y tratar de “vos” a Falú… en fin, hay muchos más, pero sería muy largo enumerarlos.

LP - Algo más que desees agregar.

R.P. - Agradecerte que me hayas permitido contar a tus lectores un poco de mi vida y experiencias con la guitarra y el canto, y, de paso, estimular a los jóvenes que sienten la misma vocación que tuve yo cuando era como ellos, que estudien y luchen con tenacidad y dedicación para conseguir realizar esos esperanzados proyectos, y hacer llegar por medio de este encuentro ¡un fuerte abrazo a todos…!

Roberto Palmer textual

Mis años con Los Quilla Huasi

“Fueron años de actividades intensas en grabaciones, radios, televisión y películas, algunas de ellas dirigidas por Hugo del Carril, Ayala, y viajes por todo el país a cantar en las ciudades y pueblos de todas las provincias, además de otros países como Uruguay y Colombia. En el ‘70 se retira Ramón Núñez del conjunto, y lo reemplaza Ramón Navarro, que está con nosotros hasta el ‘81. Con su llegada, comenzamos a viajar por el mundo, nos lleva Don Atahualpa Yupanqui a actuar junto a él a España y Francia, luego vamos a Japón, Hong Kong, la India, Israel, Italia, Portugal, Estados Unidos, Canadá, Venezuela, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú, Australia, y no sé si me olvido de alguno. Además de obtener tres discos de oro, la Palma de Oro de Hollywood, el Camín Cosquín y muchas distinciones más en el transcurso de varios años. En fin, una larga y fecunda historia…”

¿Y la anécdota?
      
“Esta tiene un final feliz por lo gracioso. Estábamos cantando en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, el tema era el potpurrí ‘Recuerdos del Zorzal’, con una selección de partes de canciones folklóricas del repertorio de Gardel. Una de esas partes, de ‘Caminito soleado’, que dice: ‘Cruzando montes y valles con alas venía mi pobre carreta, con su carga de esperanzas las ruedas hacían al viento gambetas…’  era un solo que cantaba Lastra. La dijo así: ‘Cruzando montes y valles con alas venía mi pobre carreta, con su carga de ginebra las ruedas etcétera’. ¡Así, como lo cuento! Los demás pegamos un salto, a Navarro casi se le cae la guitarra, y a duras penas pudimos terminar la canción… ¡¡¡Lastra es una persona que a veces se distrae un poco…!!!”

 

8 comentarios:

  1. ¡Soy admiradora del Maestro, Maestrazo Roberto Palmer! Una absoluta solvencia, tanto en su extraordinaria voz, clara y hermosa, de amplio registro, como en la ejecución de la guitarra. Gracias por publicar estos videos y todo lo de los Quilla Huasi, que ejercen una fascinación inmensa en mi gusto musical. Saludos desde Medellin, Colombia.

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  2. Hola-Era primera o segunda guitarra del conjunto.. ??.-. Gracias!

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  3. Quiero por este medio enviarle un afectuoso saludo al señor Roberto Palmer. Mi padre me enseñó a valorar y querer a los Quilla, y aún hoy me acompaña su música en el auto por las calles de Buenos Aires. Albumes como Magia y Misterio de Folklore, Ovacionados, y otros son los que escucho de vez en cuando para recordar a mi viejo y a los años 60's. Un gran abrazo Roberto y mi admiración por su talento y su hermosa trayectoria. Oscar Nunzio. Octubre 2013

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  4. Ya lo hice pero va de nuevo, te presenté en Río Cuarto como solista de boleros en el 59 o 60 y después inauguramos en el 62, tengo la foto, un ciclo radial con Los Quilla, ya estabas ahí....

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  5. me alegro mucho encontrar esta nota,lo estamos mirando con mi madre EMILIA TERESA que tiene 88 años y es prima hermana de ROBERTO , sus madres eran hermanas , aunque no se conocen ella siempre lo tuvo presente...desde santa rosa la pampa le envia un saludo afectuoso.

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  6. me alegro encontrar esta nota,la estamos mirando con mi madre EMILIA TERESA que tiene 88 años y es prima hermana de ROBERTO...sus madres fueron hermanas, aunque no se conocen personalmente siempre lo tuvo presente y me hablaba de el...desde santa rosa la pampa le envia un saludo afectuoso.

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  7. Talvez el tipo que mas lindo vi cantar...bárbaro.

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